Más de 40.000 columnas de basalto se abrazan en el Condado de Antrim, en la Calzada de los Gigantes de Irlanda del Norte.

La salvaje Calzada de los Gigantes de Irlanda del Norte
La ciencia de la Calzada de los Gigantes
La ciencia me habló de una erupción volcánica, de que se enfrió rápidamente y de que eso dio lugar a un puzle de piezas basálticas hexagonales quasiperfectas, de que el caprichoso destino lávico hizo que se engranasen unas con otras, jugando a diferentes alturas, y de que por leyes naturales con pizcas de casualidad nació esta maravilla arquitectónica; la ciencia me contó todo eso y yo no la creí.
Y entonces la música sonó:
Más allá de la ciencia y más allá de la razón, la fantasía me habló entre melodías celtas de un gigante y de su fuerza, de su astucia y de su savia, y yo sucumbí a creer.
La verdadera leyenda de la Calzada del Gigante
Hace 60 millones de años Irlanda se batía en guerra con Escocia; odios y envidias hacían mella en cada uno de sus habitantes, llenos de reproches hacia el vecino del otro lado del mar de Moyle. Fionn mac Cumhaill, gigante irlandés, hastiado de la situación y viendo que no había barco de su cabida, decidió romper a pedazos la costa de Irlanda del Norte y lanzarlos al mar, construyéndose una preciosa senda por la que dirigirse hasta su enemigo, comenzando por el gigante escocés Benandonner, quien no cesaba en desafiarlo.

La Calzada de Finn el gigante
Una vez en Escocia, Finn es consciente del tamaño y la bravura de su enemigo, y decide con impotencia regresar a Irlanda de nuevo sin ser visto. El escocés se entera de lo ocurrido y cruza para encararse con Finn. Cumpliéndose ya desde entonces aquello de que detrás de un gran hombre se oculta una gran mujer, el gigante irlandés comparte sus pesares con su audaz esposa Oonagh, quien traza el siguiente plan, que llevan a cabo: lo reciben y Oonagh le sirve un té mientras llega su marido. Entretanto, Finn disfrazado de bebé finge dormir en una cuna; Benandonner, al ver una cría de semejante tamaño, huye despavorido rindiéndose, asustado tan sólo de imaginar cómo debía ser el padre de tal criatura, destrozando a cada zancada el camino construido por Finn para que nunca pudiera darle alcance, de ahí que sólo se conserven los tramos más próximos a las costas.
Y así es como realmente se alzó la Calzada de los Gigantes, ahora todo el mundo sabe que a los gigantes no les gusta mojarse los pies.

A los gigantes no les gusta mojarse los pies
En este post te dejo mis impresiones sobre Belfast, desde donde puedes reservar esta excursión para visitar la Calzada de los Gigantes.

La Calzada de los Gigantes – ruta en coche por Irlanda
5 Comentarios
[…] Lo que oculta la ciencia sobre La Calzada de los Gigantes […]
Yo también creo tu última opcion…Me encanta!!
Muchas gracias… jijiji hay que echarle un poco de imaginación!
¡Genial post! Me ha encantado. Enhorabuena. 🙂
Hace ya más de 20 años que visité la calzada de los gigantes, pero tus fotos y la leyenda me han trasportado de nuevo allí.
Me alegra muchísimo tu comentario Rosalía! Gracias por pasarte por aquí.