A pesar de su cercanía a grandes destinos italianos como Turín o Milán, la región de Le Langhe, en el Piemonte, es una completa desconocida para la mayoría de viajeros de vacaciones en el país de la bota. Y es una pena, porque aguarda una ruta del vino por el marco norte que ríete tú de La Toscana.


Varias Denominaciones de Origen súper relevantes en la exportación vinícola de Italia provienen de La Langhe, como Moscato, Barolo, Barbaresco o Barbera (suena todo como a nombre de pirata, ¿no?). Quizás como meros mortales no sabíamos de ellas, pero son de referencia mundial en el plano enológico. El paisaje de sus colinas con viñedos combina a la perfección naturaleza y mano humana, lo que les ha valido para ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Recorrer su carretera panorámica es una gozada.

Nosotros le dedicamos 3 días (2 noches) y nos decidimos alojarnos en un punto intermedio cerca de todo, en un apartamento ideal en la pequeña aldea de Agliano Terme. Puedes echarle un ojo aquí, muy recomendable. Una noche cenamos en la Osteria La Milonga, delicioso. No sin antes dar un paseo por el campo y hacer una cata de barberas en la bodega Azienda Filippa.
Ruta del vino en Italia por Le Langhe
Si eres una amante del vino, o al menos los caldos te causan cierta curiosidad (y si no da igual porque las localidades son una monada), tienes que empezar a planificar esta ruta para tus próximas vacaciones. Es tan fácil como volar como decía a Milán o Turín, alquilar un coche (yo suelo hacerlo aquí) y dejarte seducir por los encantos de esta desconocida y formidable región vinícola italiana. Aunque se acorta como Langhe, el nombre correcto que acoge a toda la zona es Langhe-Roero y Monferrato.
Y por si no te apetece conducir o quieres poder beber vino sin preocuparte por el volante, siempre puedes contratar esta excursión.

Apuesto a que no tenías ni idea de que también en Langhe, concretamente en Alba, de la que te hablo más abajo, nació la Nutella. La creó el pastelero Pietro Ferrero con avellanas kilómetro 0 en 1946.
Los mejores pueblos de una ruta por el vino en Langhe son:
Asti, el palio que rivaliza con Siena
Cada mes de septiembre el Moscato d’Asti corre por las calles de la ciudad mientras tiene lugar el palio, sus míticas carreras de caballos en la plaza principal al estilo de las de Siena. ¿La mejor parte? La feria gastronómica que instalan con pasta fresca y muchas delicatessen para llenar el buche después. La he vivido en primera persona y es brutal.
Después, mientras degustas un helado, pasea por su casco histórico, y descubrirás muchos vestigios de la era del Imperio, como el Domus y el Anfiteatro, pero también de su época gloriosa en torno al año mil, cuando fue núcleo comercial de gran importancia.

Bra, ¡tienes que probar su famosa salchicha cruda!
¿Sabías que en el pequeño pueblo del Piamonte italiano de Bra nació el concepto de «Slow Food» (o sea, lo contrario a la comida rápida) entre los 80 y los 90? En sus propias palabras, nació para prevenir la desaparición de culturas y tradiciones alimentarias locales, contrarrestar el auge de los ritmos de vida acelerados y combatir el desinterés general sobre los alimentos que se consumen y su procedencia.
Además, es la capital del Roero, y es conocida por elaborar una particular salchicha que se come cruda. Nosotros evidentemente compramos una en la carnicería Macelleria Da Masino y nos la comimos con un tapeo que preparamos para cenar en nuestro apartamento.
Algunas de las calles más bonitas de esta población son Via Vittorio Emanuele II, Corso Cottolengo y Via Cavour.

La Morra a todo color
El Mirador de La Morra, con vistas a los campos de viñedos es uno de los motivos principales por los que acercarse a este pequeño y coqueto pueblo de Le Langhe. Otro sin duda es visitar la Cappelle della Brunate, la iglesia más instagrameable que he visto en mi vida, un arcoíris espectacular.
Para comer en La Morra escogimos la terraza de la Osteria More e Macine, con menús del día a muy buen precio y con una amplia selección de vinos de la zona.

Barbaresco, en la ruta del vino del norte de Italia
Las colinas que rodean a este pueblo plagadas de viñedos es una de las estampas más bellas del norte de Italia. Su estratégica posición defensiva hace que estuviese habitada desde el Neolítico.
En Barbaresco el culto al vino ha ido tan lejos que hoy día la Iglesia de San Donato es la Enoteca Regionale del Barbaresco. Qué más puedo añadir. Ah sí, que esta particular biblioteca donde en lugar de vinos hay botellas es un punto top para degustar los matices del Barbaresco DOC.


Si eres un apasionado del mundo enológico, te dejo otras rutas del vino interesantes por el mundo: Viñedos de Santa Bárbara (California), recorrido por las mejores Bodegas de Sudáfrica o Vinos de Jerez y su marco.
Barolo, el «Ferrari» de los vinos italianos
El Barolo es uno de los vinos más prestigiosos de Italia (se le conoce como el Ferrari de los caldos), y como imaginarás, todo su pueblo le rinde fiel y merecido homenaje.
Algunos de los monumentos que ver en Barolo son: el Castillo del Marqués Falletti y el WiMu (Museo Interactivo del Vino) o el Museo de Cavatappi ubicado en una antigua bodega y que cuenta con 500 ejemplares que van del siglo XVIII a la actualidad.
Nosotros visitamos la bodega Marchese di Barolo y fue muy interesante, la recomiendo.

Monforte d’Alba, uno de los pueblos más bonitos de Langhe
Este pequeño borgo italiano es precioso. Sus intrincadas callejuelas empedradas y empinadas te sorprenden con rincones encantadores tras cada esquina.
Es de esos sitios que recorres sin rumbo deleitándote con los olores de sus comercios tradicionales, alguna pequeña iglesia y por supuesto, más de un guiño al vino.

Alba, el mejor lugar de Italia para probar la trufa blanca
La capital de Le Langhe es conocida como la «Ciudad de las Cien Torres«. Por desgracia, del centenar quedan apenas cuatro, y es que, al igual que pasó con San Gimignano y los rascacielos más antiguos de Italia, a la nobleza de la época le dio por medir su grandeza según la altura de las torres de sus casas, y así se erigieron decenas de ellas, mirando por encima del hombro unas a otras. Pero la mayoría de ellas lamentablemente no han sobrevivido a diversas guerras y ataques.
Así que si por algo es famosa hoy día Alba es por la trufa blanca. Este manjar de dioses tan caro es el souvenir típico de la villa (si es que puedes permitirte tal dispendio). Si quieres una tienda chulapa para comprar aunque sea la versión barata, la trufa negra, o la blanca en aceite (algo más económico y con mejor supervivencia a un viaje) te aconsejo entrar en Ratti Elio.
Aprovecha también para conocer la Catedral de San Lorenzo, el Palazzo Comunale y la vía comercial de Vittorio Emanuele.
Para comer en Alba tienes que probar absolutamente las sartenes de pasta de la Trattoria del Bollito, brutal. Por cierto, el «bollito» es la versión piamontesa de la pringá del puchero.

Otros pueblos que visitar en Langhe (Piemonte)
– Acqui Terme: como de su nombre se deduce, tiene unas potentes aguas termales de su famosa Fontana della Bollente, además de las ruinas de un acueducto.
– Canelli: es la capital del vino espumante. Sus «catedrales subterráneas», alucinantes bodegas abovedadas bajo tierra, son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
– Nizza Monferrato: es interesante conocer su Museo Etnográfico Bersano.
– Verduno: su mirador nos gustó mucho.

¿Conocías este ruta del vino en Piemonte? Seguro que Le Langhe te va a sorprender.