Os cuento mi próxima aventura: me voy hasta final de mes de Workaway.
¿Qué es Workaway?
Para los que no sepáis lo que es Workaway os lo explico. Es una plataforma que pone en contacto a personas que tienen ganas de trabajar y compartir su tiempo con una familia nueva (los workawayers) con gente que necesita ayuda de todo tipo (hosts): desde granjas con animales a reformas en la casa, pequeños Bed & Breakfasts que requieren ayuda con los turistas, etc. Suelen ser labores relacionadas con el ambiente rural más que el urbano, aunque hay de todo tipo.
Workaway se encarga por un precio de 22 € por persona, para dos años, de facilitar esa conexión entre workawayers y hosts.
Por tanto mi misión en estas semanas de julio será ayudar a una familia de un pueblecito de la Bretaña francesa llamado Pleudihen sur Rance en lo que necesite. Están reformando su maison, y además tienen unas cabañas para turistas junto a su casa, por lo que también colaboraremos limpiándolas, ayudando a los huéspedes, además de cocinar, etc.
Trabajaré unas cinco horas al día, de lunes a viernes.
¿Y qué obtienes a cambio?
Pues en contraprestación material ellos te facilitan habitación y comida, aunque dependiendo de lo que quieras involucrarte y siendo más espirituales, te dan un hueco en su familia.
Hay que tener en cuenta que las personas que se atreven a hacer cosas de este tipo, introduciendo en su casa a completos desconocidos suelen ser bastante abiertas de mente, confiadas, con ganas de conocer gente nueva… un poco hippies vamos, así que tiene que ser una experiencia súper interesante.
¿Vas sola de Workaway?
Pues no, voy con dos amigas, Lucía y Raquel. Es algo que nos apetecía desde hace bastante tiempo pero que por una cosa o por otra nunca llegábamos a poder materializar, y ya este año por fin hemos podido cuadrarlo todo para que funcionara.
Queríamos que fuese un país de habla francesa porque Raquel se va a vivir en septiembre a París y quería refrescar el idioma, y Lucía, veterinaria, quería una zona que le permitiese estar en pleno contacto con la naturaleza.
Esto limitaba mucho los países y las posibilidades, y más aún el hecho de ser tres, ya que lo normal es que las familias acojan a una o dos personas, y además que no se conozcan, pues entiendo el riesgo que supone que lleguen tres chicas jóvenes amigas que vayan allí de vacaciones y acaben convirtiéndose en un incordio a soportar todo el mes en lugar de una ayuda.

¿Es peligroso ir de Workaway?
Todo en esta vida es arriesgado. Nosotras, tras mucho buscar encontramos a Kate, quien creemos que puede ser la anfitriona perfecta; está muy bien valorada por las personas que han pasado por su familia en los últimos meses, todos tienen palabras agradables hacia ellos, por eso, nosotras esperamos que así sea, pero nadie nos garantiza que todo vaya a ir sobre ruedas.
Workaway te da una cierta cobertura y garantía sobre las familias a las que acoge pero el hecho de que te sientas mejor o peor allí, o que te adaptes más o menos a tu misión va a ser algo que va a depender de numerosas circunstancias.
¿Qué tenéis pensado hacer allí, aparte de trabajar?
Indudablemente queremos pasárnoslo bien. Volaremos a Nantes y desde allí nos trasladaremos al pueblo de Kate, que está cerca de la playa, así que aprovecharemos para visitarla cuando las obligaciones lo permitan. También queremos ir al Monte Saint Michel, que queda relativamente próximo, y hacer todo lo que el tiempo libre, la familia y el dinero nos permita por la zona.
Sin más, comentaros que en esta experiencia pasaré mis próximas semanas. Intentaré actualizar el blog todo lo que pueda y sin duda iré dando adelantos a través de twitter.
¡Espero que me acompañéis en esta nueva aventura!
Actualizo con mi opinión a la vuelta de esta fenomenal experiencia
Parece mentira, pero ya estoy de vuelta de mi Workaway en la Bretaña francesa. Ha sido una experiencia absolutamente increíble y que tengo mil cosas que contar.
He pasado unas semanas maravillosas en Pleudihen-sur-Rance, un pueblo diminuto de la Bretaña de Francia, al noroeste del país, conviviendo con una familia encantadora, formada por Kate, nuestra «patrona», una mujer que dejó hace años su Nueva Zelanda natal para vivir en Europa, donde encontró el amor en Marc, su marido, inglés de nacimiento y habitante de Francia desde hace tiempo, y Antoine, su hijo de ocho años y apasionado de los legos.
Mi vivencia trabajando a cmabio de alojamiento y comida en Francia
Los tres viven en un caserón del siglo XIX que compraron hace cuatro años. Por aquel entonces, la maison necesitaba todo tipo de reformas, desde reconstrucción de algunas partes, a colocación aislamiento en las paredes para el frío en invierno, pintura, electricidad… y a esto es a lo que han dedicado gran parte de su tiempo, ayudados por las manos de los casi cien workawayers que han pasado por su hogar. No obstante aún tienen un largo trabajo por delante.
El trato que hemos recibido ha sido inmejorable, realmente me he sentido como en casa prácticamente desde el primer momento. Como éramos tres amigas nos reservaron una cabaña que aún está en construcción para que durmiéramos juntas, por ello, aunque he intentado integrarme lo máximo posible en la familia, pasando la mayoría del tiempo juntos, también he tenido momentos de intimidad en nuestro apartamento.
¿Había más workawayers en la casa?
En nuestros días en la casa hemos coincidido con Gabriel, un chico de San Francisco que se queda trabajando en la casa como workawayer hasta septiembre, lo que ha dotado de aún más internacionalidad a nuestra estancia.
Los cuatro juntos, supervisados y ayudados por la incansable Kate hemos llevado a cabo tareas de todo tipo, desde el temido «mowing the lawn» (cortar el césped), porque tienen una superficie enorme y había topos que removían la tierra y hacían imposible deslizar el cortacésped, a ordenar muebles antiguos, vaciar el ático, pintar paredes, arrancar malas hierbas (desde entonces odio las ortigas), cocinar, o darle de comer a Alexis y Pote, dos cabras súper simpáticas que tienen de mascota.
Además esta familia ha restaurado dos cabañas (vienen más en camino, como en la que nos alojábamos nosotras), en la que acogen a turistas. Las gîtes son monísimas, y lo digo yo que las he limpiado y preparado con el mimo que Kate exige para sus nuevos huéspedes. Desde colocarles bolsitas de té, café… a planchar las sábanas y toallas perfectamente dobladas.
Hacer Workaway en Francia
Al final hemos podido hacer mucho más turismo y actividades de las que había pensado en un principio, por la Bretaña y Normandia, gracias a que Kate nos ideó mil planes, nos dio algún que otro día libre, y nos prestó su coche siempre que lo necesitamos. Son tantas cosas que publicaré más posts entrando en detalles.
Por ahora me basta con decir que recomiendo al cien por cien vivir una experiencia en la que convivas con una familia trabajando por alojamiento y comida como la que ofrece Workaway, que no importa la edad, si vas solo o acompañado, si eres un manitas o si estás un poco verde en las labores físicas. Lo que cuenta es la voluntad, y creo que eso lo recepcionan los anfitriones, por eso aunque no seas el más ducho o el más fuerte, con empeño puedes llevar a cabo todas las actividades que te propongas.
Lo que es más, este tipo de actividades manuales son perfectas para escapar del estrés y relajarte, porque estando allí cortando malas hierbas me di cuenta de algo que me sorprendió mucho: llevaba minutos sin pensar en nada. Creo que conseguir dejar la mente en blanco es algo muy difícil cuando estás en tu vida diaria y tienes mil cosas en la cabeza, sin embargo allí parecía que te evadías de todo.
Rcorriendo la Bretaña francesa
Como adelanto de lo que os seguiré contando os digo que visitamos diferentes pueblos, dimos clases de español, cocinamos tortilla de patatas y bailamos flamenco, bebimos vino a todas horas, subimos al Monte Saint-Michel, acudimos a un Mercado Medieval e hicimos kayac… ¡con una foca!
¡Muchas gracias por pasarte! Y millones de gracias a Kate, Marc y Antoine por abrirnos las puertas de su casa, espero de verdad que nos veamos pronto.
8 Comentarios
Muy interesante todo y muy acertado lo de acercarte a admirar el Monte Saint Michel. Tus amigas quedarán impresionadas con la fortaleza, perfectamente conservada. Como buena viajera le tendrás destinada dos visitas, una con la marea baja y otra con el agua hasta el cuello, que es como quedaban los que intentaban asediarla en la edad media.
Feliz estancia en la maravillosa Francia.
Jajajaja se hará lo que se pueda, pero sí, a ser posible nos gustaría verla de las dos formas, a ver como se dan las circunstancias pero lo bonito sería tener la comparativa. ¿Tú la has vidto de las dos formas? ¡Un saludo!
Cuando estuve en el lugar viajaba en un autocarabana, aparque en los estacionamientos destinados al efecto, la tarde estaba avanzada y la marea baja.
La noche fue de intensa bruma y no se apreciaba cuando subió, al amanecer marea baja de nuevo. Después por cuestiones logísticas volví a la la ruta antes de subir la marea.
Ya me lo cuentas.
Que te lo pases bien y cuenta por aquí todas tus experiencias y anécdotas.
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[…] Ya sabéis de sobra que me ha encantado mi experiencia workaway en la Bretaña francesa. […]
[…] señor! Para nuestros lectores más fieles esto no resultará novedoso. Nuestra primera experiencia Workaway fue en Pleudihen sur Rance, un diminuto pueblo de la Bretaña francesa, en el que nos sentimos como […]