Una de mis visitas favoritas cerca de París es el Castillo de Chantilly. Injustamente eclipsado por la popularidad de Versalles, o incluso de Fontainebleau, esta maravilla situada a tan solo una hora de París, pasa desapercibida para el visitante de la capital de Francia. Una pena… o no, ya que su escasa masificación hace que recorrerlo sea una auténtica delicia, y no solo porque en él puedas probar la famosa crema Chantilly.
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Visita al Castillo de Chantilly
El Castillo o Palacio de Chantilly tiene orígenes medievales, sin embargo, la arquitectura y estética que podemos apreciar en la actualidad es consecuencia de las labores de restauración en el siglo XIX de su propietario más importante: el Duque de Aumale, quien lo legó al Instituto de Francia. Dicen que fue entre sus paredes donde se gestó La Fronda de los nobles contra la Corona Francesa en el siglo XVII.

Te aconsejo ir con tu entrada comprada para evitar tener que hacer cola o contar con que el acceso está limitado. Es muy fácil reservarla desde aquí.

Pinacoteca y biblioteca del Castillo de Chantilly
El Duque de Aumale ha sido reconocido como uno de los coleccionistas más relevantes de la historia, no solo por la cantidad de obras de arte que poseyó (y que se conservan en su palacio), sino también por la calidad de las mismas. Chantilly cuenta con la segunda pinacoteca más importante de Francia en pintura clásica después del Louvre (solo puedo decir que de sus paredes cuelgan cuadros de Rafael, Delacroix o Ingres entre otros) y asimismo, con una de las bibliotecas más bonitas que he visto nunca (tan ordenada y colorida que casi parece papel pintado), en la que destacan sus incunables con más de diez siglos de antigüedad, especialmente Las muy ricas horas del Duque de Berry.



Apartamentos del Castillo de Chantilly
En el interior del Palacio de Chantilly se pueden visitar también sus grandes apartamentos, amueblados de la época; he podido apreciar en fotografías que son una maravilla, pero no pude recorrerlos ya que lamentablemente cuando fui al castillo se encontraban cerrados al público porque estaban rodando en ellos una película.
Como curiosidad, comentar que en el Salón de los Ciervos (denominado así por el gusto por la caza, se dice que la familia poseía más de quinientos perros cazadores), uno de los más amplios para dar festines, podemos observar llamativos candelabros con forma de brazos que brotan de la pared. Dicen que estos sirvieron de inspiración para los candelabros de la película La Bella y la Bestia de 1946 de Cocteau.

Capilla del palacio
En la capilla del castillo, en concreto en su parte posterior, podemos admirar algunas figuras de mármol negro, y en el centro una urna, donde se guardan los corazones de toda la familia del Duque de Aumale, habiendo sido el de su hijo el último en depositarse.

La famosa crema Chantilly
La crema Chantilly, esa especie de nata cremosa, azucarada y con un toque de vainilla, nació sin duda en el Castillo de Chantilly, aunque su creador no fue Vatel como muchos piensan. La curiosa muerte de este cocinero, considerado el primer “chef francés” de la historia, es de lo más escabrosa, y esto a hecho que se mal diga que la receta de la crema es suya, pero no es cierto. Se cuenta que Chantilly estaba dando en el siglo XVII un convite de reconciliación entre el Príncipe de Condé y Luis XIV, quien había sido invitado a palacio con toda su corte. Por problemas logísticos, la comanda de carne para el asado que François Vatel había encargado no llegó a tiempo, y él, preso de la frustración al ver su carrera truncada ante tal despropósito, decidió quitarse la vida. Sí, se suicidó porque no recibió el pedido del carnicero para el gran banquete. Eso es tomarse la profesión en serio.
Es tan carismática la figura de Vatel que como decía, muchos le atribuyen la creación de la crema Chantilly, sin embargo se ha demostrado que esta fue posterior al chef.
En el Castillo de Chantilly podemos ver también las maravillosas vajillas donde se servían los servicios de comida, e incluso se pueden aprender ciertas lecciones sobre el arte de la mesa en Francia en su cuna.

Los jardines, las caballerizas y la Haumeau del Palacio de Chantilly
Caballerizas del Castillo de Chantilly
El Castillo de Chantilly también posee unas impactantes caballerizas, ya quisiera más de uno llevar la vida de los caballos que aún hoy día habitan en ellas. En su hipódromo se celebran importantes premios todavía. Si visitas el castillo, infórmate en su web, porque suelen realizar exhibiciones de doma que merecen la pena tan solo por el maravilloso entorno en el que se realizan. Mientras esperas que empiecen, puedes darte un paseo por el Museo del Caballo.


Jardines del Palacio de Chantilly
Una vez terminado el recorrido por los interiores merece la pena pasear sus jardines, diseñados por Le Nôtre, de estilo francés, inglés y asiático, para poder rodear el Castillo de Chantilly que brota del mágico lago que parece que lo embebe para sí.


Haumeau de Chantilly
Si tienes tiempo, no te vayas sin llegar hasta la Haumeau, un poblado tradicional que se construyó para distracción de las señoras del castillo, donde podían realizar labores entretenidas en un ambiente femenino íntimo y altamente dado al cotilleo. En la actualidad en una de las casitas entramadas se encuentra una cafetería donde puedes degustar la crema Chantilly de diferentes formas. Mi recomendación es tomarla con pan de especies, no está tan fuerte como el alemán y el contraste con la crema es muy apetitoso.

Tengo que decir que el Castillo de Chantilly me sorprendió muchísimo, empezando porque está muy cerca de París y no lo conocía; en parte también disfruté enormemente de la visita gracias a las explicaciones de nuestra guía, Teresa de París Infinito. Me gustó esta excursión con ella sobremanera y de verdad la recomiendo a cualquiera, lo pasamos en grande porque su forma de enseñar un monumento es ligera y divertida, con anécdotas y datos interesantes que hacen que se pase el tiempo volando. En este enlace podéis reservar la excursión de París Infinito al Palacio de Chantilly.

Os aconsejo encarecidamente la visita a este castillo, de verdad, un remanso de paz lejos del turismo de masas, me ha enamorado este rincón secreto tan cerca de París.

4 Comentarios
Ohh genial, lastima que los 15 dias que me pase alla en Paris, no me alcanzaron para ver tal joya escondida, tienes razon a veces por afan de ir a a ver “muchas cosas”no nos percatamos de la gran coleccion de pinturas dentro de este famoso castillo :). Saluditos
Wow! Mira que 15 días son muchos eh! 😀 Tendrás que volver 🙂 París siempre lo merece.
Muchas gracias por el post. Desde luego soy un admirador de la villa de París, tras los años he vuelto una y otra vez, y sin embargo nunca había pensado en visitar un palacio tan precioso como el de Chantilly. Enhorabuena por tu entrada. Te animo a pasarte por mi blog de viajes siempre que quieras 🙂
Hola Pablo!
A mí me pasa lo mismo, y menudo descubrimiento! Es una preciosidad, te lo recomiendo para la próxima sin duda.
Y claro, me paso por tu blog :D.