Esta provincia castellanoleonesa es extremadamente conocida por sus bodegas con Denominación de Origen; pero después de varios días de viaje recorriéndola, puedo decir que tiene otro atractivo muy «Real». ¿Te apuntas a una ruta por los castillos de Valladolid? He hecho una selección con los más importantes y todos merecen muchísimo la pena. Corre a visitarlos que alguno todavía es muy desconocido.

Que sus fortalezas sean maravillosas no le resta un ápice de valor a su grandeza como zona de vinos, pero, ¿Qué complementa mejor a una copa que una espada? Eso lo sabe cualquier seguidor de Juego de Tronos que se precie (o cualquier jugador de la baraja de cartas española). Además, hay personas que no son muy de museos, o de tiendas… pero, ¿A quién no le gusta una buen castillo? Es cultura que atrapa a niños y mayores.
Para hacer la ruta por los castillos de Valladolid completa, debes saber que los visitables son 22, pero en mi itinerario nos vamos a detener en 10 de los más destacables, que tampoco es plan de acabar empachado de fortificaciones.

Por cierto, más abajo contaré mi experiencia, pero te digo desde ya que si quieres dormir en un castillo en Valladolid, tienes que echar un vistazo a las habitaciones del que yo me quedé. Mágico y misterioso.
Los 10 castillos de Valladolid más famosos para una ruta por Castilla
¿Te he convencido ya para que Valladolid sea tu próxima escapada? Pues te dejo antes de nada el mapa de los castillos pucelanos y te cuento un poquito de cada uno de ellos:
Mapa de las fortalezas más impresionantes de Valladolid
1. Castillo de la Mota, donde se peinaba Juana la Loca
Del Castillo de la Mota destaca antes de nada su material principal, el ladrillo, y su estilo mudéjar. Se erigió en el siglo XV y alcanzó su mayor esplendor con la llegada de los Reyes Católicos (a pesar de que ellos no se alojaban en él). Posteriormente se empleó como Prisión de Estado y algunos de sus presos más famosos fueron Hernando Pizarro o César Borgia.

Mota significa pequeña colina, por lo que no es difícil adivinar que de su localización proviene su denominación, ¿no? Efectivamente está sobre una loma.
Aunque nació con fines defensivos, también fue utilizado como Archivo, albergando distintos documentos de la Corona. Como curiosidad comentar que en él se conservan además restos prehistóricos.
Nuestro paso por la fortaleza tiene dos fases, una primera entre los pasadizos de la muralla, y otra segunda en su patio central y torres. Al entrar conviene fijarse en el escudo, que aún no tiene dibujado la granada, lo que nos da ciertas pistas sobre su fecha.
Uno de los rincones más especiales es el Peinador de la Reina, donde dicen que Juana (La Loca) se atusaba el cabello mientras esperaba a su esposo; cuentan que sus ojos se dirigían a las ventanas pero su mirada estaba perdida. Uno de mis castillos preferidos de esta ruta.

Si te gusta el vino hay dos bodegas muy interesantes en las proximidades: Emina Rueda y sobre sodo Yllera, que con su espectacular laberinto, el Hilo de Ariadna, es una de las cavas más increíbles de España.

2. Fortaleza de Íscar: atraviesa sus murallas
La parte más antigua que se conserva, la de las murallas y la estructura de la Torre del Homenaje (construida en 4 niveles), fue erigida en el siglo XIII, sobre ruinas de anteriores fortalezas. Como defensa tiene un foso excavado en la roca caliza.
Realmente es una fortaleza, más pequeña que un castillo, y siempre fue defensivo, no residencial.
Íscar ha sufrido numerosas reformas desde sus inicios, como intentos de evitar posibles derrumbamientos por fallos elementales en su construcción. En el siglo XV se reforzó la torre, se añadió una barbacana, un gran espolón defensivo y dos torrecillas; si te fijas bien en una de ellas podemos ver el escudo de los II Condes de Miranda. En el XVI se reforzó la bóveda de sillería de la torre con una robusta columna central. También se reconstruyó el muro sur.
Tienes que subir a la torre, una de las más interesantes de la ruta por los castillo de Valladolid por todo lo expuesto.

3. Castillo de Peñafiel, el más icónico de la ruta por Valladolid (con vino y todo)
En el corazón de la Ribera del Duero, allí donde se escribiera El Conde Lucanor, se encuentra uno de los castillos de Valladolid más importantes, el de Peñafiel, que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1927.
El origen del castillo es del siglo XIV, aunque la estética actual es fruto de una reforma en el siglo XV a manos de don Pedro Téllez. Su forma dicen que recuerda a un navío, encallado en los campos de Castilla. En el centro, su Torre del Homenaje regala vistas de infarto a la ribera. Los días de niebla la bruma se transforma en olas y el efecto visual de la ficticia proa es mágico.
Fue uno de los bastiones más importantes de la Reconquista por su situación estratégica con vistas a los valles del Duero y de Duratón. Llaman a atención sus mazmorras laterales de 4 metros en las que lanzaban a los prisioneros sin agua ni comida, conocidas como pudrideros. De este abandono hasta la muerte nace la expresión «ahí te pudras«.
La visita a Peñafiel y el Museo Provincial del Vino
Valladolid es la provincia de España que aglutina mayor número de Denominaciones de Origen del vino. En concreto cinco: Tierra de León, Ribera del Duero, Cigales, Toro y Rueda, por lo que no es de extrañar que tenga un museo dedicado a este caldo, y si es en el interior de esta fortaleza, pues mejor, ¿no?

La visita guiada por el castillo y el Museo del Vino cuesta 6,60 euros. Está abierto todos los días menos los lunes. Recomiendo llevar la entrada sacada de antemano desde aquí porque suele estar muy concurrido.

4. Castillo Villafuerte de Esgueva, ¡no te pierdas la visita teatralizada!
Del siglo XV, sigue la estética típica de castillo señorial (no tan defensivo) de la Escuela de Valladolid, perteneciendo a Garci Franco de Toledo y su esposa María de Sarabia. Tiene tres torres redondeadas y una gran Torre del Homenaje.
Gracias a la Asociación Histórica de Villafuerte, es posible recrear la vida medieval del castillo con personajes que nos asaltan durante la visita. Señor, vasallos o clérigos nos acompañan en el recorrido por el castillo, contándonos curiosidades.
Para visitarlo solo hay que reservar previamente y su precio es de 7 euros. Es una de las actividades preferidas de los niños en una ruta por los castillos de Valladolid.

5. Castillo de Fuensaldaña, el inicio del itinerario por Valladolid
Aunque su aspecto actual es del siglo XV, sus orígenes se remontan 200 años antes. Comenzó a edificarse por la familia Vivero, con destinación palaciega.
Es de planta cuadrada, con ángulos rematados en cubos cilíndricos y tuvo un puente levadizo. Presenta varias alturas unidas por escaleras de caracol.

Después de años trabajando en él, en 2019 Fuensaldaña se abrió al público como Centro de Interpretación de los Castillos de Valladolid así que es una fortaleza ideal para comenzar la ruta. Puedes reservar tu entrada aquí.

6. Castillo de Montealegre de Campos, el de la Tres Veces Reina
El de Montealegre se sitúa en el conocido como páramo de los Montes Torozos, en lo alto de un cerro, dominando la llanura de Tierra de Campos y la frontera con León. Conserva aún restos de su grandeza, como gobernante en las vastas llanuras y pueblos vetustos de Castilla.
De estilo gótico primitivo, data de principios del siglo XIV, en el marco de las disputas de los reinos de León y Castilla, siendo propiedad de la familia de los Meneses, bajo la protección de doña María de Molina, la Tres Veces Reina.

A María de Molina se le otorga el sobrenombre de la Tres Veces Reina porque asumió el papel en la muerte de su marido primero, en la de su hijo después, y por último en la de su nieto. Fue excomulgada por casarse con su primo, pero finalmente el Papa Bonifacio le otorgó la legitimación matrimonial.
Se convirtió en un baluarte del Reino de Castilla y mantiene su carácter defensivo hasta la unificación de los reinos a manos de los Reyes Católicos.
Visita musealizada al castillo
La planta del castillo es casi cuadrada, en torno a un patio central, custodiado por cuatro torreones, 3 rectangulares y una Torre del Homenaje pentagonal de 20 metros de altura y capacidad para albergar a 2.000 guerreros. Contaba con dos fosos cubiertos en la actualidad. Como curiosidad comentar que las torres fueron desmontadas de arriba a abajo y la altura actual es aproximadamente la mitad de la original.
Se trata de un castillo musealizado de Valladolid, en el que la propia María de Molina te acompañará en el recorrido a través de una serie de proyecciones, en las que te adentrará en su historia y la de la fortaleza.
El precio es de 4 euros.

7. Castillo de Tiedra, el palomar más lujoso de Valladolid
Castillo frontera de los reinos de Castilla y León que data del siglo XIII. Tiene una estructura muy sencilla en la que toma protagonismo la Torre del Homenaje. Esta está rodeada por una muralla almenada hexagonal de baja altura.
Es curioso que la cara que hace de frontera tiene los muros más gruesos y menos ventanas, un claro signo del reforzamiento de protección en ese extremo.
En los años más recientes ha sido usado como palomar (menudo lujo para las palomas) hasta que el Ayuntamiento lo adquiriese en 2005 y comenzase el proceso de restauración.
Abre los fines de semanas y festivos mañana y tarde, aunque llamando a la Oficina de Turismo pueden concertarse otras visitas. De todas formas lo más cómodo es llevar tu entrada con visita guiada reservada aquí.


Oye y si quieres unas fotos bien chulandronas para tu Instagram, nada como reservar este tour de la lavanda por Tiedra, para que te pasees por sus campos malva.
8. Castillo de Torrelobatón, la fortaleza de El Cid Campeador
El castillo se ubica en un otero dentro del Valle de Hornija, por lo que, a pesar de no destacar especialmente por su altura, es fácilmente visible. Es de planta cuadrada y tiene una Torre del Homenaje con ocho anillos muy característica, además de otras tres torres cilíndricas. Tuvo una muralla de la que apenas quedan retazos.
Fue construido a finales del siglo XV destinado a fortaleza militar. En él se alojaron los Comuneros justo antes de ser derrotados en Villalar. De hecho en su Torre del Homenaje se encuentra el Centro de Interpretación del Movimiento Comunero (Guerra de las Comunidades de Castilla contra el absolutismo de Carlos I).
En el siglo XX fue utilizado como almacén de trigo. Pero lo más gracioso es que en él se han rodado muchas escenas de la película El Cid de Charlton Heston y Sophia Loren, lo que se recuerda activamente con numerosas fotos y carteles.
Su precio es de 3 euros.

9. Archivo General de Simancas, el interior más bonito
El castillo de Simancas comenzó su construcción en el siglo XV, pero poco más tarde cambió su función por la de Archivo (incluyendo cambios en su arquitectura). Desde entonces ha tenido este uso ininterrumpidamente. Es uno de los más importantes del mundo, con documentos de la Edad Moderna sobre todo de gran valor.
Mantiene la estructura de las torres y las murallas originales. La torre es conocida como Torre del Obispo porque fue Cárcel de Estado y su preso más célebre fue el Obispo Acuña, líder comunero y al que ser dio garrote a los pies de la misma. Dicen que su fantasma se pasea por ahí.
A pesar de que se puede visitar por libre, el recorrido guiado es súper recomendable para conocer sus secretos; como que la puerta original de madera tiene restos de cuero con el que se cubría para protegerla de las llamas.
La joya de la visita es el Cubo de Felipe II (solo si vas con guía).

10. Dormir en uno de los castillos de Valladolid: Residencia Curiel
Alojarse en un castillo vallisoletano es una experiencia que súper recomiendo:
Hotel del Castillo de Curiel en la Ruta del Vino
La Residencia Real Castillo de Curiel se sitúa a tan solo 4 kilómetros de Peñafiel, en el corazón de la DO Ribera del Duero.
Aunque realmente no entra dentro de los 22 visitables, quiero hablar de él porque conserva todas las entrañas de fortaleza medieval, con una restauración que le ha permitido traer las comodidades del presente. Me encantaron los amenities hechos con vino.

Cada habitación está personalizada y dedicada a algún personaje histórico relacionado con el castillo. La mía, la 11, era llamada la de Alfonso VII, El Emperador. El hijo de Urraca fue propietario del castillo de Curiel.
Además, tiene un restaurante muy apetitoso.

Si tú también quieres vivir la experiencia de alojarte en algunas de las habitaciones de este castillo sigue este enlace y ya me contarás qué tal el champú de vino tinto.

Otros castillos de Valladolid para completar el recorrido (para ansias del medievo)
Los 12 castillos de la ruta de Valladolid restantes son:
11. Encinas de Esgueva.
12. enedo de Esgueva.
13. Trigueros del Valle.
14. Villalba de los Alcores.
15. Medina de Rioseco.
16. Tordehumos.
17. Villagarcía de Campos.
18. Mota del Marqués.
19. Villavellid.
20. Portillo.
21. Almenara de Adajas.
22. Puras.
En fin, creo que los castillos de Valladolid son una excusa perfecta para recorrer la provincia. Y si eres fan de las fortalezas, explora esta ruta por los castillos de Escocia.
4 Comentarios
Que buena ruta:vinos y castillos, sin duda la llevaré a cabo. Gracias
Me parece estupendo!
Muy bonitos y diferentes entre sí, los guías muy simpáticos, debido al Covid el de simancas no se puede visitar
Hola Ana! Ay, gracias por el update qué pena que no se pueda visitar ahora. La verdad que son chulísimos.