En pocos lugares del mundo uno puede llegar a sentirse tan observado como en Mogarraz, una pequeña villa salmantina localizada en las profundidades de la conocida como Sierra de Francia. Culpa de ello la tienen los 650 enormes retratos que visten las fachadas de sus casas. ¿Sabes por qué?

La historia del pueblo de las (casi) mil caras
Mogarraz es un pueblo pueblo, con afán por preservar su legado, con sus casas serranas, con entramados de madera, piedra y adobe y fuentes centenarias, con esa autenticidad que le ha obligado a conservar su localización aislada entre espesos bosques.
En 1967 se instauró en España el Documento Nacional de Identidad (DNI). Lo que hoy día es un mero trámite tedioso pero sin importancia, en aquella época y especialmente en lugares desconectados de los núcleos más relevantes suponían un largo viaje tan solo para algo tan simple como tomarse una fotografía de carnet. En concreto en Mogarraz, donde el Parque Natural de Las Batuecas conforma una verdadera barrera natural del resto del mundo, la situación se hacía incluso más complicada.
Por suerte para los mogarreños, Alejandro Martín, un local que emigró a Canarias para ser piloto militar, trajo consigo a su regreso una cámara de fotos, y con una sábana blanca y poco más, creó su particular estudio de fotografía en plena calle para alivio de sus vecinos.
Estas fotos permanecieron guardadas en una caja de puros hasta hace poco más de diez años, que fueron reencontradas por la viuda de su propio autor (que llegó a ser el primer alcalde en la democracia de Mogarraz). Como gesto cariñoso para con su pueblo pensó en digitalizarlas, pero el artista Florencio Maíllo fue más allá y tuvo la ocurrencia de crear grandes cuadros con las imágenes para regalarlas a cada familia.

Retrata2-388 un homenaje a los Guardianes de Mogarraz
Así nació la exposición conocida como Retrata2-388 (en un principio contaban con 388 fotografías, pero tuvo tal éxito que los vecinos fueron aportando más y pronto casi se duplicó la cifra); estaba ideada como un homenaje a los que ellos conocen como «Guardines de Mogarraz», aquéllos que apostaron por quedarse en su pueblo cuando el éxodo rural era una necesidad.
Aunque inicialmente se pensó dejarlas solo durante seis meses, los mogarreños le cogieron tanto cariño que se negaron a retirarlos de sus fachadas, y hoy se ha convertido en una seña de identidad de este pueblo, que por cierto ha sido declarado Bien de Interés Cultual por la buena conservación de su estructura medieval.

Si quieres hacer algo verdaderamente interesante, juega a descubrir retratados con el paso del tiempo. Estate atento a los balcones, puertas y ventanas, porque no es difícil encontrar en persona similitudes entre las pinturas y sus habitantes, a pesar de las arrugas que ha dejado el paso del tiempo en la piel y el papel.

¿Qué os parece esta forma tan original de renovar un lugar? Claramente esto la ha convertido en un reclamo turístico y le ha brindado el lugar que se merece en el mapa, otrora eclipsado por vecinos tan sorprendentes como La Alberca o Miranda del Castañar.


Creo que Mogarraz puede ser un campamento base perfecto para hacer una escapada rural por la zona, si buscáis alojamientos bonitos echad un ojo a esta monada de apartamentos con chimenea.
2 Comentarios
Idea muy buena, quisiera saber de algún retratista para hacerlo.
Pues lanzamos petición, yo ni idea!