Este pasado sábado, desde las doce de la mañana y hasta la una de la madrugada se ha celebrado en Madrid un festival diferente, que marida una amplia variedad de vinos españoles con horas y horas de música en directo.
Su finalidad principal es acercar a la gente joven a la cultura enológica. Una forma divertida de conocer los entresijos del vino aumentando la popularidad en este público; enseñar a disfrutarlo y valorarlo mientras bailas al ritmo de la música más actual del panorama español.
Enofestival: festival de música y cultura del vino.
Hemos contado con vino rosado de Navarra, Ribeiro, Rueda, Freixenet, Félix Soliz, Vivanco y combinados de Magno, entre otros. De música, han sonado grupos como Airbag, Ellos, Puma Pumku, Morrigans…
Alojamiento en Madrid
Recogimos nuestro coche de alquiler, un Wolkswagen Polo, en Sevilla, y condujimos hasta el hotel AC Cuzco, situado en el Paseo de la Castellana de Madrid, donde hemos disfrutado de una habitación amplia y un desayuno copioso. Estaba un poco lejos del festival, que era prácticamente al lado de la Plaza de Cibeles, pero bueno, en metro llegamos en un momento.
El escenario del evento no era otro que el icónico y señorial edificio del Círculo de Bellas Artes, situado en calle Alcalá: grandes escalinatas, robustas columnas y unos bonitos techos engalanados en verde y dorado.
En la segunda planta, el salón de bailes se transformó en una animada explanada festivalera: escenario, barra con comidas, guardarropa… y muchos stands de diferentes marcas de vinos que promocionaban sus productos, a un precio de entre dos y cuatro euros la copa.
Catas de vino en el Enofestival de Madrid
Pero para mí lo más divertido fueron las diferentes catas que había organizadas, por un precio de tres euros y una hora de duración, en las que impartían de forma sencilla y nada pretenciosa algunas básicas lecciones sobre el mundo del vino y el cómo degustarlo. Algunas lo acompañaban de una tapa de quesos apropiados para el caldo.
Las catas se celebraban en el bonito teatro. Arriba, en el escenario, largas mesas con manteles blancos hacían filas, y sobre ellas, hileras de cristalinas copas, esperando ser llenadas. Jajaja sólo los platos de plásticos con picos, o como les dicen en Madrid «colines» le restaba al ambiente un poco de glamour.
Mi favorita por su espontaneidad en cuanto a puesta en escena y por la variedad de vinos que probamos (ocho diferentes «sobrados de actitud»), así como los quesos, fue la cata canalla de The Winemakers.
«El vino es un alimento«, y yendo más allá, según dijo una chica de amarillo algo irreverente, (en el sentido menos dañino de la palabra), que hizo algunas críticas constructivas en la cata, «el vino es un ser vivo«; sí, así finalizó su discurso, que vino seguido por no pocas carcajadas de la gente.
Catamos vinos tan singulares como «La bruja avería», Lacrimus, Angelitos Negros… Aprendimos que el vino blanco con el tiempo se oscurece y el tinto se aclara, y bromeamos sobre los posibles aromas que desprenden al airearlo.
«Este vino huele a sacristía«.
Una cita musical que se sale de lo común y que reúne a un público expectante al que no decepciona.
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[…] Destaco mis tragos en el Enofestival de Madrid, al que tuve el placer de acudir gracias a Trivago, S… […]