Uno de los pueblos más curiosos que he tenido la oportunidad de descubrir recientemente es Castellar de la Frontera, en pleno Parque Natural de los Alcornocales (Cádiz). Tiene características muy dispares que lo convierten en un lugar verdaderamente único. Una de ellas es que está formado por tres núcleos poblacionales diferentes: Castellar Viejo, La Almoraima y Nuevo Castellar. Vamos a descubrir los mejores rincones que ver en Castellar de la Frontera.

Voy a contaros los atractivos principales de esta localidad, pero yo hice una visita guiada como esta y la verdad es que la recomiendo. Conocer la historia de forma amena de la mano de un profesional siempre apetece.

Descubre Castellar de la Frontera, uno de los pueblos más bonitos de Cádiz
Castellar pasaba su día a día en el interior de una fortaleza musulmana, hasta que en la década de los setenta del siglo pasado su población decidió migrar a las llanuras desde su promontorio localizado a casi 250 metros sobre el nivel del mar; esta iniciativa nació debida a las escasas posibilidades de expansión que ofrecía esa cima rocosa, que no podía dar más de sí, y a las dificultades orográficas lógicas que suponen estar aislados en un lugar remoto sobre un monte, lejos de todo lo demás. Así nació Nuevo Castellar, un municipio diferente, mucho más abajo, a unos 8 kilómetros del anterior. Eso sí, bastante más cómodo pero sin la arraigada solera que tenía la antigua.
Apenas una familia chisporrera (gentilicio de Castellar de la Frontera) permaneció en la parte añosa tras la estampida. Por suerte, quienes sí supieron apreciar el encanto de este recóndito pueblo poco después fueron diferentes hippies venidos de distintas partes de Europa, que crearon una comunidad muy particular intramuros de la Castellar Vieja.

Tengo que mencionar ahora al tercero en discordia, la finca La Almoraima, uno de los latifundios más grandes de España, situado a pie del collado, entre este y la Castellar moderna. ¿No os dije que una visita a Castellar de la Frontera iba a sorprenderos?
Qué ver en la Castellar Vieja, una población dentro de un castillo medieval
La Castellar Vieja se abrió un hueco en mi corazón apenas un minuto después de cruzar la Puerta de la Villa. No necesitas un mapa para explorar la pequeña ciudad que sigue viva en el interior de los muros de la que fue fortaleza islámica en el siglo XII y posterior Alcázar de los Condes de Castellar en el siglo XV. Se mantiene pequeña pero increíble, como una maqueta en miniatura de la espectacular Carcassone en Francia. Aunque eso sí, ni moros ni cristianos fueron sus primeros moradores, y es que hay constancia de que ya fue habitada por hombres en el Paleolítico, como así lo demuestran numerosas pinturas rupestres en abrigos de montañas próximas.

La estructura de la fortaleza, de planta irregular, es claramente defensiva, con barbacanas y torres de flanqueo y de ángulo cuadradas y circulares, que garantizaban la protección ante el invasor. Muchas de ellas conservan almenas en la parte superior; tan solo hay que atravesar la entrada al castillo para percatarse de las saeteras perforadas y de la puerta en recodo bajo un arco peraltado enmarcado por otro de herradura. No hay mejor defensa que un buen ataque.
La artesanía en Castellar de la Frontera, el legado de los hippies
Dentro de la ciudadela que ver en Castellar de la Frontera, sus calles son estrechas e intrincadas, pintadas en un blanco inmaculado en el que solo las buganvillas, naranjas y macetas salpicadas ponen el toque de color de las fachadas. En la actualidad no puedo decir que encontrase a muchos de esos hippies setenteros, pero estoy segura de que es parte de su legado el gran colectivo de artesanos y artistas que dan vida a la localidad del castillo, plagada de tiendas handmade, música y exposiciones.

Solo puedo dar un consejo: sube, todo lo que puedas, a la terraza de algún hotel (no hay muchos hoteles en Castellar pero mira aquí cómo alojarte en esta pasada de sitio), a las murallas, a la torre… Las vistas desde arriba al embalse del río Guadarrama son una maravilla. Hacia el otro lado, en los días claros se divisa perfectamente el Peñón de Gibraltar e incluso Ceuta y las cordilleras africanas.

No puedes perderte en la fortaleza gaditana
- Patio de Armas.
- Iglesia del Divino Salvador, antiguo oratorio del castillo y hoy centro de difusión cultural.
- Torre del Homenaje, de época cristiana.
- Jardines del Castillo.
- Balcón de los Amorosos: vistas al embalse que enamoran.
- Aljibe: imprescindible ante posibles asedios o épocas de sequía. Su forma en bóveda es una chulada.


Por cierto, si visitáis Castellar de la Frontera en agosto no os perdáis el famoso festival que organiza su Peña Flamenca.

La Almoraima, de convento de La Merced a hotel
El Convento de San Miguel de la Almoraima se construye en 1603 por una comunidad de mercedarios, cuyos frailes la habitarían hasta mediados del siglo XVII, momento en que pasó a ser propiedad del Duque de Medinaceli, quien la reconvirtió en hacienda de recreo y caza. Posteriormente y hasta ahora ha dado lugar a una importante industria corchera gracias a sus extensos alcornocales.

Hoy día es una finca de 14.000 hectáreas conocida como «la última selva de mediterránea». Es un lugar perfecto para hacer rutas de senderismo entre sus árboles centenarios, avistando aves de lo más variadas o disfrutar de la berrea y la ronca en septiembre. Uno de los senderos más populares es el de la Mariposa Monarca (por cierto, ¡son enormes!) de 5,5 kilómetros hasta el puente de Jarandilla.
Dentro de la construcción destacan las brillantes vistas de sus terrenos desde la torre, el patio con vestigios de claustro y la capilla. Por supuesto es súper recomendable comer en el restaurante, platos sin pretensiones pero deliciosos (aún babeo al pensar en el arroz con presa ibérica).

Por cierto, también puedes alojarte en esta maravilla siguiendo este enlace.
Castellar la Nueva, un soplo de aire fresco
La villa moderna de Castellar nada tiene que ver con la de los reinos de taifas. Es una apacible localidad amplia y cómoda, con calles anchas, muchas zonas verdes y plazoletas con niños jugando.
Debido a su entorno, es un enclave genial a nivel gastronómico, y en cualquiera de sus bares puede degustarse la cocina más tradicional, con platos clásicos de caza como el paté de perdiz.

Muchas gracias al proyecto A Una Hora De por revelarme rincones de Andalucía tan impresionantes y desconocidos y por crearme recuerdos imborrables. Volveré sin duda a este pueblo tan cautivador de Campo de Gibraltar.

Si quieres descubrir pueblos cerca de Castellar de la Frontera, descubre esta ruta por los Pueblos Blancos de Cádiz.

3 Comentarios
Muy buen reportaje , pero creo………………….que habia en este pueblo una reserva de animales salvajes , o quizas la hayan quitado , es por lo cual yo conoci este pueblo hace años. ¿Existe todavia?…………….
No tengo ni idea Fernando, yo no escuché nada. De todas formas no soy muy fan de ese tipo de negocios con animales :(.
Esa reserva se llama la pequeña Africa y está en una pedanía de Jimena, un pueblo cercano pero no en Castellar.