¡Horror! La caja de cartón de Ryanair

Aprovecho ahora que todo el mundo está hablando de Ryanair y su próximo refinamiento para contar un «trauma» que arrastro desde una de las primeras veces que tuve el «placer» de volar en su compañía: el día que me enfrenté a la caja de cartón de Ryanair.

Mi experiencia con la caja de equipaje de mano de Ryanair

Tuvo lugar en mi viaje a Düsseldorf para pasar la Nochevieja en Alemania hace algún tiempo. Me habían regalado una maleta nueva muy chula y como tenía las medidas muy justas fui al aeropuerto unos días antes a comprobar que cabía en las jaulas de metal para no llevarme ninguna sorpresa. Visto que entraba y salía me fui a casa más contenta que unas pascuas.

Si has sufrido algún retraso o cancelación con tu vuelo puedes reclamar aquí.

Me quedé helada cuando el día del viaje, llegados a la cola de embarque vimos algo que desde entonces me da escalofríos cada vez que lo recuerdo, y pesadillas cada vez que voy a volar con esta compañía… La caja de cartón.

Este instrumento no es más que eso mismo, una caja de zapatos grande con un asa, que hace de medidor de cuando en cuando en lugar de las conocidas y referidas jaulas metálicas.

Desde que la vi supe que habría problemas. Empezamos a pasar y fui viendo cómo echaban para atrás equipaje, en una cantidad que no he vuelto a ver.

¿Medir la maleta con una caja de cartón? Really?

Cuando fue mi turno la maleta entró en la caja pero como era una especie de bolsa blanda las cosas estaban distribuidas a su manera, y me dijeron que si la caja se abombaba por poco que fuera, no podía entrar como equipaje de mano.

¡¡Era imposible que no se abombara porque el papel no retiene lo que el metal, que comprime la ropa!! Así que nada, unas partes de la caja estaban vacías pero otras hacían una curvita, por lo que me dijeron que a facturar.

Yo me negaba porque la había probado en las de metal y quería que trajesen esas así que empecé a relatar que no, que no la facturaba, que entraba conmigo.

Recuerdo que me quité la bufanda y pedí la de mis familiares para anudar y aprisionar el bulto para que tuviera una forma mas parecida a la de la caja, ya que como digo mi bolsa no era rígida, además iba medio vacía.

Pese a eso como me seguían diciendo que no, empecé a sacar cosas y ponérmelas, a darle cosas a mis acompañantes, a simular un lagrimeo… Un espectáculo patético, no sólo por no querer pagar los setentaipico euros que cuesta facturarla, sino por la impotencia de haber hecho lo que me correspondía midiéndola de antemano y que ahora me trajeran una caja blandengue.

Armando el show… no problem

Yo no sé cuánto tiempo pasó o qué dijimos, pero la señorita que estaba a cargo del embarque (muy desagradable, todo sea dicho) vio que estábamos levantando a las fieras ya que nadie se había quejado de la caja y ahora se estaban dando cuenta todos de lo injusto que era, así que para que no estorbase más me dijo que pasara y punto.

Me levanté con toda mi dignidad (sí, llevaba ya un buen rato tirada en el suelo, dándole vueltas al equipaje) y me monté en el avión satisfecha.

Yo siempre defiendo a Ryanair cuando sus detractores la critican porque no se puede pretender volar a precio de risa a la otra punta de Europa y encima estar allí a cuerpo de rey, pero lo de la caja de cartón me parece realmente excesivo, ahora voy «con miedo» cada vez que me monto de que vaya a repetirse el numerito, de hecho desde entonces lo primero que hago nada más pasar el control del aeropuerto es ir a la puerta de embarque a cerciorarme de que lo que hay allí es una jaula metálica.

Bromas aparte, he de decir que no he vuelto a ver el monstruo de cartón nunca más, pero la historia es 100% verídica y  espero que no se repita nunca más.

Y vosotros qué, ¿habéis tenido que pasar por encima de la caja de cartón alguna vez?